Te damos 8 consejos para no dejar de sonreir.
Un mensaje de alguien que hace tiempo que no te escribía: de repente, una persona con la que mantuviste una estrecha relación, reaparece en tu vida.
El “buenas tardes” del conductor del bus: Ese al que conoces porque, día tras día, te lleva al trabajo cumpliendo con el suyo.
Tienes mala cara, se te nota desde lejos, entonces, un compañero de trabajo se acerca y te ofrece bajar a por un café para despejarte.Esa es, sin duda, una situación que te arranca una sonrisa.
Que se te salten las lágrimas de tristeza o impotencia en el Metro yun desconocido se te acerca y te ofrece un pañuelo para secarte las lágrimas. No solo sonreirás, sino que, además, volverás a confiar en el ser humano.
Un recuerdo repentino: a veces, la cabeza trae al presente historias agradables del pasado. Lo hace como un mecanismo de defensa y te ayuda y sacar esa sonrisa que estaba en lo más recóndito de tu ser.
Revisamos nuestra cuenta y… Tenemos un depósito “milagroso” con unos cuantos ceros de más. Indudablemente más que una sonrisa, es para montar una fiesta. Es uno de los mejores remedios para salir a flote en un día malo.
Te ha costado más de una quincena y lo compraste con muy poca fe… Pero, de repente, alguien de tu entorno te dice lo guapa que estás con ese vestido que has estrenado hoy. Inevitablemente, se te cambia el gesto de la cara y aparece esa sonrisa que llevabas buscando todo el día.
Un muy buen amigo lleva desempleado tres años y te llama un día cualquiera -ese que te has levantado con el pie izquierdo- y te da la noticia: le han contratado. No hay nada más bonito que alegrarse y sonreír por lo bueno que le pase a alguien a quien quieres.